miércoles, 29 de febrero de 2012

Caperucita roja desordenada.

   Tenía calor y estaba mojada, me encontraba en un espacio muy pequeño, húmedo y oscuro. Oía gruñidos que hacían "grrr...". No me lo podía creer, mi abuela me había comido. Ya me había parecido que aquella tarde mi abuela estaba un poco extraña; debía de ser por su nueva medicación, pero su boca y su nariz, su boca, su pelo... Habían aumentado mucho desde la última vez que la había visto.
   Yo estaba desesperada, dando gritos y pataleando contra las paredes de su estómago, pero no conseguía nada. Cansada ya y agotada, deje de hacer esfuerzos por salir de allí y me dediqué a pensar en lo que había hecho aquel día.
   Recuerdo que me levanté y estuve ayudando a mi madre en las tareas de la casa, más tarde, ella me pidió que viniera a traerle un tarro de miel a la abuela, que estaba enferma. Como la casa de la abuela está al otro lado del bosque, me preparó una merienda para tomar por el camino. Salí de casa y me puse en dirección a casa de la abuela. Venía paseando tranquilamente cuando me entró el hambre y decidí pararme a comer en un campo repleto de flores, que había al lado del camino.
   De pronto, mis pensamientos se detuvieron y oí ruidos a fuera de un hombre gritando. También oí como cargaba una escopeta, cosa que me aterrorizó. De repente, un disparo rompió el estómago en el que yo me encontraba y una mano se introdujo por el agujero para ayudarme a salir. La agarré y, al salir de aquel vientre oscuro y apestoso, descubrí que un cazador era mi salvador; y que el vientre no era de mi abuela, sinó de un lobo. ¡Ahora lo entendía todo! Recuerdo que cuando me senté a comer en aquel campo, ese mismo lobo se había acercado a mí y me había hablado amistosamente, yo me hice la tonta y... ¡Le dije que venía a ver a mi abuela!
El amable cazador me ayudó a sacar a mi abuelita del armario donde el lobo la había metido para hacerse pasar por ella, lo peor era que no hablaba por no haberse tomado la medicina, yo creo que no hablaba del susto; pero de eso ya hace mucho, ahora mi abuelita ya está bien. Y, respecto al lobo, le metimos un montón de piedras en el agujero del estómago y no lo volvimos a ver nunca más!!!

domingo, 4 de diciembre de 2011

"La Lechera"

   Desperté una mañana calurosa de verano, el día de mi cumpleaños, no me esperaba ningún regalo, ya que éramos muy pobres en nuestra granja. Para mi sorpresa, mi madre vino a darme los buenos días y a decirme felicidades, y cuando pensé que se iba a ordeñar las vacas añadió: "Hija, como hoy es tu cumpleaños, espero que las vacas den mucha leche porque luego irás a venderla al pueblo y todo el dinero que te den por ella será para ti. Ese será mi regalo de cumpleaños". ¡No cabía en mí de júbilo, aquello no podía ser verdad!
   Fuí todo lo rápido que pudieron correr mis piernas hasta donde estaban las vacas y las agarré  para poder ordeñarlas, por suerte, ¡dieron más leche que un día normal!
Una vez guarde la leche en un gran caldero, me puse en camino hacia el mercado. Por el camino me encontré con mi amiga Pepa, que me ofrcio llevarme en su carro, pero yo le dije que no, que prefería ir andando porque la leche podía derramarse por culpa de los baches.
   Una vez que Pepa se fue, empecé a pensar en la de cosas que podría comprar con el dinero que ganase al vender la leche, para empezar, pensé que podeía empezar comprándome una cesta llena de huevos, de los que nacerían pollitos, que se convertirían en hermosos gallos y gallinas; entonces iré a vender las gallinas al mercado, y con el dinero que consiga, me compraré un cerdito, y más adelante venderé el cerdito, y con el dinero que me saque, me compraré una ternera, de la que conseguire sacar un montón de leche... Así por fin podre comprarme mis propios vestidos, y zapatos, ¡todo será perfecto!
   De repente, no sé que me ocurrió, que cerré los ojos, una rama aparecio delante de mí, tropece contra ella y el caldero que llavaba mi leche cayó al suelo y se derramó.
   Estaba tan triste que cuando llegué a casa mi madre me abrazó, y me dijo suspirando: "Hija, no te preocupes,  la imaginación que tienes es buena mientras también prestes mucha atención en todo lo que haces. No puedes ir soñando mientras caminas porque ya has visto lo que te puede suceder.
   Desde entonces ya no he vuelto a hacerme ilusiones con el dinero que saque y las cosas que me pueda comprar con él, he aprendido a vivir con lo que tengo, y que estar con mi familia es mejor que ganar mucho dinero vendiendo.

martes, 29 de noviembre de 2011

Hola, alguien me ayuda?

  Hoy, aquí sentado, pongo a Dios (si existe, claro) por testigo de que no volveré a enamorarme de nadie que no sea ÉL. Sí, soy gay, he salido del armario, Señor mago Merlín, ya sé que usted es de derechas y que esto no lo acepta, pero es mi forma de ser, he nacido por y para ellos... Y ahora, llegados a este punto, me pregunto, ¿que será de mí en en el futuro, con este gobierno, que va a prohibir que me case con él? ¿Qué opina usted sobre esto, Señor Mago Merlín, no podría usted hacer un poco de magia? Espero su opinión deseoso, y que esto abra un debate entre mis seguidores y cualquiera que quiera opinar...

PD; no soy gay, soy hetero... Solo quiero su opinión;)

sábado, 12 de noviembre de 2011

Cuando empecé el colegio; cosas que nunca olvidaré.

       Cuando tenía tres añitos empecé a ir al colegio. Al principio tenía miedo porque cuando iba a la guardería todo el mundo me decía que como me portase mal cuando empezase a ir al cole de mayores, me iban a castigar. Pero todo aquello eran unas amenazas absurdas que lo único que pretendían era asustar a un niño pequeño como yo. En septiembre, empecé por fin a ir al cole de mayores. Lo mejor era que los primeros días solamente teníamos que ir unas horas, pero a medida que pasaban los meses fueron aumentando hasta ser todo la mañana. Aquello parecía interminable. Poco a poco fui haciendo amigos, con los que me lo pasaba muy bien jugando al fútbol en el recreo. Y así, poquito a poco, fue pasando mi primer año de colegio. Cuando terminó me di cuenta de que era mucho mejor de lo que decían y esperé ansioso todo el verano a que volviera a empezar el cole.
Mis amigos.

miércoles, 12 de octubre de 2011

Me presento.

   Mi nombre es Triqui ,soy un monstruo peludo de color azul y muy corpulento. Mis manos, son peludas y son un imán para cualquier galleta que se ponga a su alcance. Mi boca, es ancha, y es ahí donde son masticadas, molidas e ingeridas todas las galletas sin compasión. Me gusta pararme a pensar en como puedo conseguir mi objetivo: las galletas.